ALIMENTACION EN
EL PRIMER AÑO DE VIDA
4-6 MESES
Entre los 4-6
meses (para algunos a partir del 5 mes) se comienza con la alimentación
complementaria o ablactación, porque a esta
edad, la lactancia exclusivamente puede empezar a ser insuficiente para el
aumento de calorías y nutrientes que precisa el niño para crecer correctamente
(aunque podría alimentarse solo con leche todavía, requeriría un volumen muy
elevado).
La alimentación
complementaria se inicia con cereales sin gluten y/o frutas, y no debe retrasarse más de los 6 meses, y en
ningún caso más allá de los 8 meses de edad.
La lactancia
materna se puede (y es mejor) mantenerla a pesar de comenzar con la
alimentación complementaria. Si se decide pasar a leche de fórmula, se hace
a partir de los 4 a
6 meses, asegurando al menos unos 500 c.c. de leche al día, hasta cumplir los 3
años
La introducción
de nuevos alimentos se hará de forma progresiva, para ir detectando las
posibles alergias alimentarías. En este sentido, el gluten nunca se introducirá
antes de los 8 meses.
·
Papilla de cereales sin gluten:
Si el bebé está con lactancia materna puede preparar la papilla con leche
materna extraída (con sacaleches o manualmente) o con la leche de iniciación
que le indique su pediatra. Si está con lactancia artificial, preparar la
papilla con su leche habitual y cereales sin gluten. Espesar progresivamente la
leche y dar con cucharita.
Las primeras papillas se preparan, de diferentes maneras:
-
Mezclar 2
cucharaditas de cereal sin gluten (arroz, maíz y tapioca) por cada 100 ml de leche, comprobando la
tolerancia, para ir poco a poco espesando la papilla con 5 a 9 cucharaditas por cada 100
ml. Ofrecer 1 a
2 veces al día.
-
Añadir en dos de las tomas de leche habituales: Se
prepara el biberón de la forma acostumbrada y se añade dos cucharadas o cacitos
de cereales sin gluten. Agitar el biberón para lograr su completa disolución.
Uno de los biberones (habitualmente el de la noche) puede espesarse de forma
progresiva, hasta conseguir una textura para dar con cuchara (5-6 cacitos de
cereal).
·
Papilla de fruta natural:
La papilla de fruta es un complemento a una de las tomas de leche que hace
habitualmente el bebe. Se comienza con
naranjas, plátanos, peras y manzanas. Inicialmente se dan en forma de zumo y
con cuchara, y se deben introducir una a una para comprobar su tolerancia.
Se prepara, empezando con media unidad de fruta seleccionada
(manzana, pera o plátano) y zumo de naranja o en su leche habitual, o diluida
en agua; progresivamente se aumenta la
cantidad de fruta hasta llegar a una pieza entera, quedando una papilla espesa.
Si se prepara con zumo de naranja no añadir leche. No añadir miel, leche
condensada, azúcar, cereales ni galletas. Se
deben evitar frutas del tipo de fresas, fresones, melocotones y albaricoques,
por su capacidad alergizante.
El
orden de introducción de la alimentación complementaria es variable y depende
de las características específicas de cada niño.
Recordar:
- No preparar con demasiada antelación los
alimentos, ya que corren el riesgo de contaminarse.
- Prepararlos poco tiempo antes, y si no es
posible, dejarlos en la nevera hasta su consumo.
- Nunca recalentarlos por segunda vez.
- Lavarse correctamente las manos antes de
prepararlos, y siempre después de ir al servicio, independientemente de
que se vaya a preparar la comida del niño o no, ya que el lavado de manos
es la medida higiénica más simple y efectiva para evitar la propagación de
enfermedades infecciosas en el hogar.
Un aspecto a
tener en cuenta es que en las primeras fases de esta alimentación
complementaria, es normal que el niño se canse de la cuchara y tome mejor la
leche, por ello los niños precisan de un
periodo de adaptación, siendo normal que
se cansen con la cuchara al iniciar el proceso alimentario y en cambio
tomen bien el biberón. Simplemente, hay que tener paciencia.
Se ha de ir sustituyendo,
de una en una, las tomas de leche que recibe el lactante por los distintos
componentes de la alimentación complementaria (papilla de cereales, fruta, puré
de verdura…), de forma paulatina, con intervalo suficiente para que el niño
vaya aceptando los nuevos alimentos, probando su tolerancia antes de introducir
uno nuevo y dando tiempo a la adaptación de su organismo.
En este periodo
es muy importante permitir que la cantidad de alimento pueda variar de un día a
otro y de una semana a otra, según el apetito.
Un detalle
importante: no añadir sal a la comida durante el primer año
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